Muestra individual, instalación sitio específico.
Lugar: Centro Cultural Recoleta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Cuarto paso en diagonal"
Del 24 de febrero al 28 de marzo de 2022.
Texto de sala: Nuevas señales en la ciudad.
Cuatro pasos en diagonal separan tanto como aproximan la obra de Mariela Vita (La Plata, 1978) y la de María Juana Heras Velasco (Santa Fe, 1924 – Buenos Aires, 2014) en este cruce trans-histórico que solo las imágenes y las genealogías artísticas feministas pueden provocar. Mariela y María Juana tienen muchas cosas en común: comparten lenguajes y referencias, tradiciones artísticas y un interés especial por la producción industrial, el diseño y la gráfica urbana. Las imagino buscando motivaciones más allá del sistema del arte, ahí donde la abstracción se expresa intuitivamente y el control unívoco del sentido se desmadra en formas contradictorias y absurdas.
Habitamos las ciudades como podemos, tanto como buscamos habitar el relato de la historia del arte desandando las omisiones, las invisibilizaciones y los prejuicios que regularon los relatos del pasado. Lo hacemos amorosamente y ferozmente, gritando y en silencio, atravesando el espacio en diagonal para acortar camino (como en La Plata, como en la geometría euclidiana, como en las obras de María Juana y Mariela).
Existe una relación espejada entre el espacio público y el privado, entre la biografía y la historia compartida, por eso citar la obra de una artista de generaciones precedentes es siempre una invocación, un acto de escucha y un gesto de justicia. También es develar el lenguaje secreto de las cosas y advertir el modo en que los materiales se ligan como si existiera una conversación en paralelo. Estoy segura que la hay porque la materia se expresa con voz propia, así como a Mariela y María Juana las une el hacer manual, la destreza conquistada del oficio, los materiales desafiantes y las herramientas filosas. Chapas, hierros, pinturas sintéticas, bulones, tornillos, sierras y amoladoras: mundos nuevos edificados entre el arte y la metalurgia, entre los libros y el Easy.
Me siento cerca de la visión animista de las cosas, como en China y Japón donde muchas cosas parecen un emoji, y como Vita que cree que “cada pieza tiene un espíritu” y cada obra es parte de una saga mayor. Mariela somete sus composiciones a una serie de proposiciones que responden tanto al rigor constructivo de las reglas del arte, así como a la necesidad de que finalmente se vean como caritas. Un puente entre dos mundos que unen su fascinación por Oriente y sus sistemas de representación; y la tradición artística occidental, solemne y plagada de prejuicios de clase y género. “Quizá mis instalaciones sean un espacio construido para alojar momentos o sueños que ocurrirán”: me gusta esa idea, tanto como la manera que consigue hacer convivir lo simple y lo complejo, las tradiciones eruditas y las populares, y alojar siempre ficciones para iluminar nuevas existencias.
Mirando con detenimiento su nuevo trabajo pienso qué bueno sería si las casas tuvieran las formas de este teatro y las señales de tránsito en la ciudad clonaran las esculturas de María Juana. Probemos alguna vez para ver qué pasa.
Jimena Ferreiro
Entre Buenos Aires y La Plata, febrero 2022